La innovación con sentido social es necesaria en nuestro país; no solamente la ciencia y la tecnología de punta.
La actividad de investigación es fascinante para quien la realiza y puede serlo también para quién observa los resultados. Sin embargo este atractivo puede contrastar con las necesidades de una comunidad, sobre todo cuando estas necesidades afectan la calidad de vida de las personas, es decir cuando existe vulnerabilidad en alguno de los pilares que sustentan eso que llamamos calidad de vida, pilares como la educación, la seguridad alimentaria y física, el respeto a los derechos humanos fundamentales y el acceso a los servicios de salud. No existe investigación científica neutral; siempre hay una intención. Cuando la motivación está solamente en la colección de patentes para futuros negocios o en la satisfacción de la generación de conocimiento de frontera, la pertinencia del trabajo de investigación se aleja de las necesidades más urgentes de las personas.
Es pertinente comentar que las necesidades sociales son específicas de cada comunidad en particular. En la mayoría de los casos no es posible generalizar para la población global.
Los centros de investigación básica generan patentes que pueden tener uso inmediato o no, y ya mencionamos que las políticas de acción de estos centros no se ligan con necesidades sociales sino más bien de mercado.
A manera de ejemplo considérese la tecnología aplicada a la especialidad médica enfocada en el funcionamiento del corazón, llamada Cardiología. El estado del arte de la Cardiología lleva implícito pensar en estudios de alta tecnología como ultrasonido Doppler, ecocardiografía y resonancia magnética nuclear. Además están las intervenciones quirúrgicas con apoyo de equipos sofisticados, y las prótesis y artefactos correctivos como los trasplantes de válvulas, los bypass y los marcapasos.
En todo esto está involucrada la frontera de la ciencia y hay muchos investigadores de primer nivel trabajando en ello.
Ahora pensemos en la clínica rural de una zona de recursos escasos en México, con poco equipo médico de diagnóstico y un médico con poca experiencia. ¿Cómo les apoya la ciencia y la tecnología en ese entorno? Seguramente hay desarrollos que serán de utilidad ahí siempre que haya dinero de por medio.
Es claro que la tecnología de punta requiere de grandes inversiones y que los proyectos deben ser sustentables financieramente. Todo lo antes mencionado nos lleva a dirigir la mirada hacia el uso de la tecnología simple, la que puede desarrollarse en laboratorios comunes y con materiales y equipamiento accesible.
Para lograr innovar con este tipo de tecnología es necesaria la creatividad y la pasión por lograr beneficios con los recursos que sí se tienen al alcance. El diagnóstico médico basado en escuchar el sonido del corazón ha perdido fuerza con el advenimiento de equipos de alta tecnología que por un lado provocan menos práctica de los médicos en la auscultación directa y más dependencia de los estudios sofisticados, y por otro lado generan una brecha en la comunidad en donde se encuentran de un lado los poderosos con acceso a estos estudios y del otro lado los marginados sin acceso alguno a estos frutos de la ciencia humana.
En la Universidad Iberoamericana Puebla está en marcha un proyecto de investigación que busca aplicar técnicas ingenieriles en el análisis del sonido del corazón para apoyar en el proceso de diagnóstico de patologías cardiacas. Se persigue lograr diseñar instrumentos basados en partes de estetoscopios comunes y software que funcione en las computadoras que hoy en día son de bajo costo y omnipresentes. No es investigación científica básica ni son desarrollos con tecnología de punta, más bien son aplicaciones creativas de tecnologías conocidas y accesibles. De esta forma logramos beneficios innovando en la tecnología médica sin requerir inversiones grandes y siempre con la intención de mejorar el nivel de vida de las personas: este es el sentido de este tipo de investigaciones.
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