El estudio anual del Foro Económico Mundial de 2018 se presentó en el marco de la 4a revolución industrial que esta organización ha venido impulsando desde hace varios años. La competitividad de países y empresas depende de su transformación aprovechando las innovaciones digitales como la inteligencia artificial, la analítica avanzada, la gestión de grandes acervos de datos y los servicios en la nube.
De acuerdo con el Foro Económico Mundial, la productividad de los países se logra fortaleciendo su competitividad, la cual descansa en el capital humano, la innovación, la resiliencia y la agilidad de las organizaciones. Todas ellas necesarias para la transformación digital.
En 2018, México ocupó el lugar 44 a nivel mundial (de una comparativa de 140 economías) y el segundo lugar a nivel Latinoamérica sólo detrás de Chile que se encuentra en la posición 33; creemos que es mejor analizar las brechas competitivas, por lo que el país más competente alcanza la calificación máxima de una unidad (1.00) y el resto de los países calificaciones abajo de la unidad. Mencionando que en 2018 el país que obtuvo la calificación relativa más alta fue Estados Unidos (1.00) y la calificación más baja fue para Chad con 0.41. En el caso de México la brecha de competitividad avanzó de 0.72 a 0.75 entre 2007 y 2018.
El avance mexicano es importante cuando nos comparamos con otros países de Latinoamérica, en este comparativo destaca Chile, es el país más competitivo de Latinoamérica. El éxito de Chile se explica por su estabilidad macroeconómica, una solidez en la infraestructura y un buen desempeño en el mercado de bienes.
Por otro lado, la evolución de China fue muy acelerada en la primera década de este siglo, por lo que China se encuentra en transición a una nueva fase de su crecimiento económico, más orientada al mercado interno y a impulsar la revolución 4.0 para fortalecer la competitividad de sus manufacturas.
Ahora hablemos de las determinantes de la competitividad, las cuales se agrupan en tres bloques:
1.- Requerimientos básicos: donde coloca las condiciones mínimas que un país necesita para competir, tales como la solidez de las instituciones, la cobertura y calidad de la infraestructura, la estabilidad macroeconómica y un nivel elemental de educación y salud.
2.- Facilitadores de la eficiencia: donde se trata de factores que determinan el buen funcionamiento de los mercados y, en consecuencia, la competencia limpia de distintos jugadores. Aquí se ubican elementos como la educación superior y la capacitación, la eficiencia del mercado de bienes, la eficacia del mercado de trabajo, el desarrollo del mercado financiero, la capacidad tecnológica y el tamaño del mercado interno.
3.- Madurez empresarial: agrupa condiciones que contribuyen no sólo a la eficiencia sino, sobre todo, a la diferenciación de las empresas, tales como la sofisticación del negocio y la innovación.
En la medida en que un país se desarrolla y pasa por diferentes etapas de transición, cambia la importancia de cada grupo de factores. Y tal vez la transición más dura es la que México y Latinoamérica están experimentando actualmente: pasando de un desarrollo basado en eficiencia e importación de tecnología a un desarrollo basado en la innovación, siendo este la punta de lanza de la competitividad.
La Transformación empresarial
Para conseguir este cambio en cada una de la empresas, se requiere aprovechar al máximo innovaciones digitales, ya que han sido la clave para impulsar la competitividad en los países avanzados. Una cultura empresarial inclinada a la innovación, que es la única forma de generar riqueza.
La transformación digital empieza con la revisión de la estrategia de negocios y la construcción de una arquitectura empresarial para ejecutarla. Las empresas que alcanzan los mayores índices de ganancia son aquellas que crean sus propios espacios de mercado y buscan simultáneamente la diferenciación y el bajo costo.
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